Adriana tiene siete años y recibe un euro por cada libro que lee y por cada documental que ve. La cosa no queda solo ahí, para recibir el dinero ha de explicar al resto de la familia lo que ha leído y lo que ha visto. Si la exposición es buena, Adriana recibe su euro.
Después de un tiempo ha conseguido ahorrar diez euros y quiere ir a gastar su dinero. Como vemos que no tiene claro lo qué quiere, le pedimos que haga un presupuesto.
Adriana hasta el momento ha mejorado su capacidad de comprensión lectora y su capacidad de síntesis.
Además, ha ordenado en una lista aquellas tiendas a las que quiere ir a comprar algo. Nosotros hemos apreciado que la lista es larga y que no va a poder comprar en todas las tiendas que quiere visitar, pero no le decimos nada y la acompañamos a su gran día de compras.
Una vez en el centro comercial, Adriana saca su lista, y empieza a visitar una por una las tiendas. Pronto se da cuenta de que los precios de los artículos están muy por encima de su presupuesto, así que solo hace una compra en la tienda de chuches, un euro con cuarenta céntimos.
Decide guardar el resto para lo que realmente quiere comprar y no había incluido en la lista, un altavoz para escuchar su música preferida. Vamos a Hipercor y el precio del altavoz más barato es de quince euros, Adriana hace cálculos y me dice que con seis cuentos y un documental podrá comprar el altavoz.
Este ejercicio que para Adriana supuso un juego, es el primer paso para hacer entender a nuestros peques el valor de las cosas, el precio de aquello que queremos comprar y lo que cuesta conseguirlo.
Hacer un presupuesto es ideal para ayudar a nuestros hijos e hijas a conseguir sus objetivos a través del ahorro.